trampas de los supermercados

Las “trampas” que hacen los supermercados para que compremos más

Se entra en el supermercado a por un par de artículos y se sale con el carro medio lleno. Os contamos los pequeños trucos que usan los grandes gigantes de la alimentación para tentar a sus clientes.

La publicidad es mucho más que una valla con un slogan o un spot televisivo. En el terreno del marketing publicitario todo cuenta, desde los olores hasta los sonidos, porque actualmente en los supermercados nos venden los productos llevando a cabo una gestión de marketing integral.

Vamos a analizarlo un poco. Tomamos entre manos un catálogo Lidl, el de una cadena de supermercados de moda, y vemos que todo está pensado hasta el último detalle, nada está dejado al azar. Estos catálogos parten de un tema principal que se va desarrollando en sus páginas, son monográficos sin serlo, y animan a la compra publicando ostentosas ofertas que no siempre lo son, pero se publicitan como tal.

Los trucos para vender más en los supermercados pasan por tener unos expositores de verduras cercanos a la entrada. Esto ocurre en casi todo los supermercados pero no precisamente en Lidl, que ha cambiado la estrategia por completo para no ser como los demás.

Las estrategias de los supermercados que hay que conocer

Otros supermercados ponen las verduras y frutas en la entrada, ya que comprar productos sanos nada más entrar, hace que el consumidor sienta que está siendo responsable. Los productos de bollería, chocolates y demás caprichos están situados casi al final. Esto es así porque los compradores, tras 30 minutos en una tienda, pierden la lógica y compran por capricho.

Que en todos los supermercados, los productos de primera necesidad así como los de limpieza de la casa e higiene, estén en las últimas estanterías antes de la caja, tampoco es casualidad. Estos productos tenemos que comprarlos sí o sí, incluso cuando nos hemos pasado de presupuesto.

Tampoco es una casualidad que para amenizar las colas que se hacen en caja nos pongan chocolatinas y demás artículos golosos, ya que son el último capricho que se da el consumidor, siempre accesorio, las pequeñas tentaciones. Muchas veces los ponen a la altura de los pequeños para que éstos puedan cogerlos con la mano, poniendo a los padres en un compromiso, y que muchas veces acaban por comprarlos.

También los interiores de los supermercados están diseñados para comprar, por ejemplo, haciendo pasillos estrechos donde sea complicado que dos personas con carritos andando en direcciones opuestas lo tengan difícil para darse la vuelta a la vez. Instintivamente, los compradores van siguiendo el circuito de compra diseñado donde los productos están expuestos de modo estratégico.

Encuentra en un mismo lugar, todas las ofertas que se publican en los supermercados

Los catálogos de los supermercados se editan cada quince días y mucha gente los consulta en la red. Existen ya lugares donde hacerlo como ofertero.es, donde encontrar las ofertas de todas las grandes superficies. Buscando dichas ofertas, el consumidor siempre queda atrapado con otras nuevas, con lo que el presupuesto final dedicado para la compra siempre se acaba hinchando.

Las tarjetas de fidelización sirven para que se opte por un supermercado en concreto. Muchas veces se hacen colecciones de vajillas, o de lo que sea que oferten, y eso decide finalmente la opción de compra. La música de los altavoces tampoco es casual, está pensada para crear ambientes agradables que inviten a la fiesta, ya que en términos de marketing, la compra es una fiesta o debe serlo. El cliente tiene que tener la sensación de que se le ha regalado algo.

Sabemos que nunca hay que hacer la compra sin haber comido porque esto hará que compremos mal, pero los supermercados también tienen en cuenta a los clientes más sobrios y tratan de persuadirlos, ya sea dándoles conexión wifi gratuita, poniendo el horno de pan cerca de la entrada para tentarlos a la delicia de los productos recién horneados, dificultando la salida o poniendo a su disposición carros cada vez más grandes para que la compra parezca poca. La luz artificial y la falta de relojes acaban de redondear ambientes, en los que siempre se sale con muchos más productos de los que se habían apuntado en la lista de la compra.

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